Introducción La segunda mitad del siglo XVII francés, a la que los historiadores llamarían «siglo de oro» (Grana Siécle), estuvo marcada en su primera década por una crisis que convulsionó a la monarquía como raramente lo había sido antes y como no lo sería hasta la Revolución de 1789. Pocas veces como ésta en la historia de Francia, la monarquía encontró frente a ella tanto al Parlamento burgués como a los príncipes, apoyados por el pueblo. Todo el mundo estaba cansado de la férrea mano que Luis XIII había hecho sentir por medio de su ministro Richelieu. Para defender la corona surge un prelado extranjero, Mazarino, cuya inteligencia y energía despedazaron las intrigas y violencias. Cuando el pequeño Luis XIV alcanzó la edad de asumir el poder, después de una infancia atormentada, conservó el horror al desorden y a todas las veleidades de la independencia.