En filosofía, se define al ente como “el que es”, y, entonces, parece que “ser” y “ente” son una misma cosa, tal como ocurre en todos los sistemas que afirman la univocidad del ser; pero ya en la metafísica aristotélica y, en consecuencia, en la escolástica tradicional, el ente queda relegado a un grado de menor generalidad: es un trascendental, en realidad algo inseparable, aunque distinguible, del concepto de ser. Al enfrentarse el entendimiento con cualquier objeto le reconoce como un ente, es decir, algo que es, sin que con esto le añada la menor determinación, sino que le da simplemente la existencia (sea en la realidad o en la mente). Esto conduce inmediatamente a la constatación de que se presentan diversos tipos de entes: 1) reales, los que se ofrecen con una existencia independiente del sujeto pensante, y 2) de razón, aquellos cuya existencia se presenta como puramente mental, y entre éstos, a) los que no tienen ningún fundamento en la realidad, por...