Encuadernación

Introducción

Existen varios tipos de encuadernación: a la americana, encuadernación en rústica, sin cosido, con lomo encolado; a la inglesa, encuadernación con las tapas de tela o cuero, flexibles y con las puntas redondeadas; con almohadilla, en la que las tapas llevan un acolchado de guata entre el cartón y la piel, utilizándose especialmente en devocionarios, álbumes, etc.; editorial o industrial, mediante máquinas; encartonada, la que se realiza a mano, con destino a particulares; en cartoné, encuadernación económica destinada principalmente a libros infantiles y enciclopedias para el hogar, en que los planos de las tapas van forrados con papel impreso o barnizado; en media piel o media pasta, llamada también a la holandesa, encuadernación semieconómica, en la que el lomo se cubre con piel, las puntas con tela o pergamino y los cartones con tela o papel; en pasta o en piel, aquella cuyas tapas van forradas en piel; en pergamino, empleada principalmente en la restauración de libros antiguos y en obras de archivo; en plástico, en que las tapas pueden ser de cartón forrado en cualquier material plástico o también sólo de plástico, empleada en folletos, guías, catálogos, agendas, etc.; en rústica, muy económica, con cubiertas de papel grueso, o de forma más usual, de cartulina, que es la típica encuadernación realizada a máquina; en tapa suelta, en que la tapa se confecciona separada del bloque del libro, a base de dos cartones y una tira de cartulina para el lomo, todo recubierto en tela (todo tela) o bien sólo el lomo y parte de los cartones (en media tela).

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