Don Quijote, Segunda Parte: Capítulo XXXVII
El ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha: Donde se prosigue la famosa aventura de la dueña Dolorida de Miguel de Cervantes Saavedra EN ESTREMO se holgaron el duque y la duquesa de ver cuán bien iba respondiendo a su intención don Quijote, y a esta sazón dijo Sancho: -No querría yo que esta señora dueña pusiese algún tropiezo a la promesa de mi gobierno, porque yo he oído decir a un boticario toledano que hablaba como un silguero que donde interviniesen dueñas no podía suceder cosa buena. ¡Válame Dios, y qué mal estaba con ellas el tal boticario! De lo que yo saco que, pues todas las dueñas son enfadosas e impertinentes, de cualquiera calidad y condición que sean, ¿qué serán las que son doloridas, como han dicho que es esta condesa Tres Faldas, o Tres Colas?; que en mi tierra faldas y colas, colas y faldas, todo es uno. -Calla, Sancho amigo -dijo don Quijote-, que, pues esta señora dueña de tan lueñes tierras viene a buscarme, no debe ser de aquellas...
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