Directorio

Introducción

Después de la caída de Robespierre, la Convención inició una etapa, libre ya de la presión de los radicales jacobinos, de reacción, en la que se aprobó la Constitución del año III; mucho menos democrática que la de 1793, establecía la separación de poderes y otorgaba el ejecutivo a una junta de cinco directores, mientras que el legislativo recaía en dos cámaras: el Consejo de los Quinientos y el de los Ancianos. El Directorio se caracterizó por su intento de gobernar prescindiendo de los jacobinos, que mantenían una real e importante fuerza política, y apoyándose en los moderados. Pero incluso esta alianza fracasó cuando los moderados exigieron el final rápido de la guerra con las coaliciones europeas y se enfrentaron con la oposición de los militares. El Directorio se vio entonces obligado a prescindir de aquéllos. En el interior tuvo que enfrentarse con los movimientos realistas de Toulouse, Bretaña y la Vendée, y con las intentonas de la izquierda dirigida por Babeuf y Buonarroti. En el exterior el ejército de Napoleón Bonaparte obtuvo iniciales victorias en Italia y Egipto, pero pronto los reveses militares hicieron virar el sentido de la lucha y Francia tuvo que pasar a la defensiva. El descontento que ocasionaron estas derrotas y la poca base numérica en que se apoyaba el Directorio, condujeron al golpe de Estado del 18 brumario del año VIII, dirigido por Bonaparte y con el apoyo de los propios miembros del Directorio, que terminó con este régimen e instauró el Consulado. Miembros importantes del Directorio fueron Barras, Carnot, Letourneur y Sieyès

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