Historia del tríptico Se sabe que en esta fecha Van der Weyden hizo una sustanciosa inversión económica, lo que presupone el cobro de un encargo de cierta importancia. Pintada al óleo sobre madera, la tabla con el Descendimiento tiene efectivamente unas dimensiones notables (2,20 x 2,62 m), y tanto por la calidad de ejecución como por sus características formales es una obra paradigmática del tardogótico flamenco, rivalizando el autor con los dos grandes artífices de la generación anterior a la suya, su propio maestro Robert Campin y Jan Van Eyck. El tríptico fue realizado para la capilla que el gremio de ballesteros de Lovaina tenía en la iglesia de Nôtre-Dame-hours-les-Murs, y alcanzó pronto una extraordinaria fama en toda Europa. A mediados de siglo XVI fue regalada por su propietaria de entonces, la reina María de Hungría, a su sobrino el monarca español Felipe II, quien la había contemplado con admiración en un anterior viaje a Países Bajos. En 1574 pasó a formar parte de la colección del monasterio de El Escorial, conservando todavía las dos portezuelas que debían completar el conjunto, las cuales son descritas en el documento de entrega. Cuando la obra fue traspasada al Prado, ya habían desaparecido.