Definiciones y conceptos (Del latín compressor, -oris.) adj. Que comprime. 2. m. Comun. En un sistema de transmisión, dispositivo que se aplica para reducir, según una ley especificada, las variaciones de amplitud de una señal. 3. Tecn. Máquina para comprimir aire, gases y vapores, hasta presiones de más de 1 000 bar, para recipientes de aire, aire a presión, motores de combustión, propulsión a chorro y síntesis químicas. En los compresores de émbolo, el pistón aspira el aire o el gas a través de una válvula; ésta se cierra durante la carrera de retorno y el aire se comprime hasta que, a través de una segunda válvula, se lleva a la tubería o conducción de salida o hasta un nuevo émbolo para comprimirlo más (compresores de dos tiempos); para presiones por encima de los 20 bar se emplean compresores de tres tiempos o más. El calor desprendido durante la compresión ha de eliminarse por refrigeración. Los turbocompresores (compresores rotativos) están construidos como una turbina, pero trabajan en forma inversa; es decir, un rodete giratorio aspira el gas a través de una abertura circular y lo lanza fuera con sus paletas, comprimiéndolo; de aquí, a través de una rueda directriz (rueda fija con paleta) va hasta el siguiente rodete para una nueva compresión, y así sucesivamente. Los rodetes están situados sobre un eje (rotor) mientras que las ruedas directrices se encuentran montadas en un alojamiento o carcasa. El rotor está generalmente acoplado en forma directa a un motor o a una turbina de gas o de vapor (en máquinas especiales, los volúmenes extraídos pueden aproximarse a 3•106 m3/h). El calor desarrollado por la compresión y el rozamiento (especialmente en el primer rodete) ha de absorberse mediante refrigeración. 4. Trans. Especie de bomba que se monta en algunos motores de explosión, generalmente entre el carburador y los cilindros; tiene por objeto forzar la entrada de la mezcla en los cilindros para aprovechar mejor su capacidad, consiguiéndose así aumentar la cantidad de gases admitidos y su presión, lo cual da lugar a un aumento de la potencia que oscila entre un 30 y un 60 %. Se aplica especialmente en coches deportivos y de carreras.