Y fueron felices
Mónaco recibe a su novia La neblina que flotaba en silencio sobre la Costa Azul aquella mañana del 12 de abril de 1956, comenzó a rasgarse ruidosamente, como un retal de raso, al paso de centenares de barquitos. Con sus sirenas sonando, acudían mar adentro a recibir al Constitution, un transatlántico norteamericano que traía a Europa a una jovencita bien de Filadelfia, bautizada veintiséis años antes en una parroquia del barrio de Germantown. Era Gracia Patricia Kelly, cuyo corazón experimentaba una sensación especial.
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