VII. Minna Planer

25/01/2011 3.703 Palabras

Magdeburg Al término de la temporada en Bad Lauchstädt, la compañía Bethmann se trasladó a Magdeburg y Richard Wagner fue tras ella, tras Minna Planer y el puesto de director de orquesta. La temporada de otoño no le dejó mucho tiempo para trabajar en La prohibición de amar. La compañía del vetusto señor Bethmann tenía pocos medios, pero este señor se lanzaba a las mayores empresas sin preocuparse por los detalles. En rápida sucesión, la compañía puso en escena Don Juan (Mozart), Romeo y Julieta (Bellini), La familia suiza (Weigl), Zampa (Hérold), El barbero de Sevilla, Otelo y Tancredo (Rossini), El cazador furtivo (Weber), La bella molinera (Paisie-11o)… Para Richard Wagner, aunque muy accidentada, fue una temporada rica en enseñanzas. Por desgracia, pronto empezó a compartir las zozobras económicas del señor Bethmann. Los sesenta mil habitantes de Magdeburg no eran demasiado aficionados al teatro. Wagner empezó a sentirse miserable. Con lo que ganaba, a duras penas podría mantenerse a sí mismo y a su perro. Como conocía su tendencia al desenfreno, Rosalie le enviaba el dinero con cuentagotas. Recurrió a un préstamo del señor Bethmann y luego, por sus pasos contados, sintió por primera vez en el hombro la pesada mano de los usureros.

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