Vergara : 32
Vergara Capítulo XXXII de Benito Pérez Galdós La brillante hazaña de Espartero sobre Guardamino fue presenciada por los caballeros de la trinca anglo-española. Marcharon en la retaguardia de la escolta, de tal modo fascinados, que no advirtieron el peligro hasta que no se hallaron en la imposibilidad de evitarlo. Tuvieron la suerte de salir ilesos, con excepción de Urrea, que recibió un balazo en el muslo, sin que le tocara el hueso. Perdió alguna sangre, continuó a caballo, y al fin de la jornada le curó veterinariamente un práctico del escuadrón. Hasta el día 13 no tuvo Calpena noticias de Ibero, que había sabido hartarse del manjar de su gusto: peligro, temeridad, gloria. Entre él con los de Luchana, y Echagüe con los Guías, habían tomado los parapetos que decidieron la victoria... El hombre no cabía en su pellejo. No quería grados, no buscaba recompensas. Bastábale el gozo de haber empujado a la Libertad hacia las altas cimas donde debía tener su...
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