Sembrando

Sembrando de Marcos Rafael Blanco Belmonte De aquel rincón bañado por los fulgores del sol que nuestro cielo triunfante llena; de la florida tierra donde entre flores se deslizó mi infancia dulce y serena; envuelto en los recuerdos de mi pasado, borroso cual lo lejos del horizonte, guardo el extraño ejemplo, nunca olvidado, del sembrador más raro que hubo en el monte. Aún no sé si era sabio, loco o prudente aquel hombre que humilde traje vestía; sólo sé que al mirarle toda la gente con profundo respeto se descubría. Y es que acaso su gesto severo y noble a todos asombraba por lo arrogante: ¡Hasta los leñadores mirando al roble sienten las majestades de lo gigante! Una tarde de otoño subí a la sierra y al sembrador, sembrando, miré risueño. ¡Desde que existen hombres sobre la tierra nunca se ha trabajado con tanto empeño! Quise saber, curioso, lo que el demente sembraba en la montaña sola y bravía; el infeliz oyóme benignamente y me dijo con honda...

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