Satélite Artificial
Tecnología Para satelizar un cuerpo es necesario elevarlo primero a la altura deseada, para proyectarlo después horizontalmente a la velocidad requerida para que se equilibren su fuerza centrífuga y la atracción terrestre. La superficie terrestre cubierta por un satélite depende del ángulo que forma el plano de su órbita con el plano ecuatorial de la Tierra, y de la combinación de su movimiento con la rotación del globo terráqueo, de modo que la proyección de su trayectoria sobre el suelo forma una línea sinuosa situada entre dos paralelos, determinados por la inclinación de la órbita que pasa por los polos y, como consecuencia de la rotación del globo, toda la superficie terrestre es sobrevolada. En el caso de los satélites ecuatoriales, se consigue estabilizarlos en un punto determinado, por lo que también se les llama geoestacionarios, siempre y cuando se encuentren a una altura de 35.900 km sobre el suelo, pues de este modo giran sobre el centro de la Tierra con la misma velocidad angular que el punto de superficie terrestre sobre el que se efectuó su satelización.
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