Sancho Saldaña: 15
Capítulo XV 15
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Sancho Saldaña
José de Espronceda
Padece, llora, experimenta y gusta
de tu llanto y dolor, muerte y tormento,
que es justo premio de venganza justa
un tal castigo para tal intento:
si hay cuchillo de fuerza más robusta,
verdugo sea el amor de tu contento,
porque entre ese dolor, rabia y discordia,
aprendas a tener misericordia.
BERNARDO
Abiertas aún las heridas, pálido, débil y apoyado en el brazo de su favorito paje, dejó Saldaña el lecho donde había pasado diez días esperando la muerte en la agonía de la desesperación, y con pasos poco seguros se dirigió a la habitación de Leonor. Vanamente Jimeno y los cirujanos trataron de disuadirle de dar este paso, manifestándole el flaco estado de su salud, y el peligro que corría a cualquier acaloramiento o incomodidad que tomara.
-El mayor mal que me aflige -respondió el herido- no está en vuestra mano curarlo, y ninguna incomodidad puede haber que iguale al...
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