Nazarín : 9
NazarínSegunda Parte Capítulo IV de Benito Pérez Galdós Segunda Parte IV Ándara, que tal oyera, se quedó más blanca que la pared, lo cual, en verdad, no era extremada blancura, y ya se consideró en la Galera, con grillos en los pies y esposas en las manos. Daba diente con diente cuando sintió entrar a la Chanfaina, que se metió de rondón en la alcoba diciendo: —Se acabaron las pamemas. Mira, tú, trasto: desde el primer día entendí que estabas aquí. Te saqué por el olor. Pero no quise decir nada, no por ti, sino por no comprometer al padrico, que se mete en estos fregados con buena intención y toda su sosería de ángel. Y ahora, sepan los dos que si no hacen lo que voy a decirles, están perdidos. —¿Se murió la Tiñosa? —le preguntó Ándara, aguijoneada por la curiosidad, más poderosa en aquel instante que el miedo. —No se ha muerto. En el espital la tienes de interfezta, y, según dicen, no comerá la tierra por esta vez. Pues si se muriera, tú no...
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