Narváez : 31
Narváez Capítulo XXXI de Benito Pérez Galdós Si recibió la vida el Gabinete Relámpago en la Cámara del Rey, el golpe de muerte se lo dio María Cristina en su propio palacio, donde tuvo con Isabel II una larga encerrona. ¿Qué le diría? Lo adivino. El meollo del extenso sermón de la Reina Madre no pudo ser más que este: «Hija querida, se puede hacer todo... todo precisamente no, pero bastante sí; se puede hacer mucho. Lo que no puede de ningún modo hacerse es lo que has hecho». Grabadas en mi mente la mirada y la sonrisa, el rostro hechicero de Su Majestad; grabado también en mí su pensamiento por la honda estampación de sus facciones; metido su carácter dentro de mi ser, y sintiendo lo que ella siente, expresaré la idea de que Isabel II, sin conocimiento del Régimen, que nadie le ha enseñado; sin conocimiento del pueblo que rige, más que por las vagas impresiones que llegan hasta ella, hizo lo que hizo movida del miedo y sabiendo que hacía un disparate....
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