Montes de Oca : 6
Montes de Oca Capítulo VI de Benito Pérez Galdós La enfermedad de Ibero no fue grave ni larga, y aún habría durado menos si llegaran las deseadas epístolas. En cambio de esta soledad del corazón, veíase mentalmente asaltado de continuas impresiones, pues los amigos le llevaban todo el fárrago de noticias que diariamente llegaban de Barcelona y de Madrid. El capitán D. Jacinto Araoz, que amaba a su superior como a un hermano, le ponía en autos de las graves ocurrencias, refiriéndolas con el calor que todo español pone en las cosas del procomún, principalmente cuando no le afectan ni mucho ni poco. En Barcelona, archivo de la cortesía según Cervantes, arca del liberalismo según los modernos, había estallado un motín. Decían los enemigos de Espartero que la trifulca era obra de Linaje. ¿Qué querían los revoltosos? Pedían, a juzgar por sus gritos, cosas muy buenas. ¡El Duque, la Constitución, nuevo Gobierno! La Reina y el General no se habían entendido en...
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