Mendizábal : 28
Mendizábal : 28 de Benito Pérez Galdós Separáronse. A los pocos días se despidió Calpena de la casa de Méndez, porque en su nueva vida independiente, abandonado de la invisible protección, necesitaba aposentarse con mayor economía. Tanto Méndez como su hija y esposa con lágrimas en los ojos viéronle salir, y le abrumaron con amabilidades quejumbrosas, mostrando lástima de su partida, por un punto de quijotismo, como decía el patrón, el cual añadió a esta frase sanos consejos y exhortaciones atinadísimas. «¡Vaya que dejar un empleo tan bueno por no ir a Cádiz!» -clamaba Doña Cayetana, oprimiéndose el pecho, que rebotaba contra la garganta. «Y ¿por qué no han de dejarle aquí? -decía Delfinita bizcando más el ojo-. También es tema querer echarle de Madrid... Todo por una mala novia...». En fin, que el hombre se fue. Hillo no se...
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