Los tres mosqueteros: Capítulo XXXVIII
Los tres mosqueterosCómo, sin molestarse, Athos encontró su equipo de Alejandro Dumas (padre) El joven huía mientras ella lo seguía amenazando con un gesto impotente. En el momento que lo perdió de vista, Milady cayó desvanecida en su habitación. D'Artagnan estaba tan alterado que, sin preocuparse de lo que ocurriría con Ketty atravesó medio París a todo correr y no se detuvo hasta la puerta de Athos. El extravío de su mente, el terror que lo espoleaba, los gritos de algunas patrullas que se pusieron en su persecución y los abucheos de algunos transeúntes, que pese a la hora poco avanzada, se dirigían a sus asuntos, no hicieron más que precipitar su camera. Cruzó el patio, subió los dos pisos de Athos y llamó a la puerta como para romperla. Grimaud vino a abrir con los ojos abotargados de sueño. D'Artagnan se precipitó con tanta fuerza en la antecámara, que estuvo a punto de derribarlo al entrar. Pese al mutismo habitual del pobre muchacho, esta vez la...
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