Los tres mosqueteros: Capítulo XLVII
Los tres mosqueterosEl consejo de los mosqueteros de Alejandro Dumas (padre) Como Athos había previsto, el bastión sólo estaba ocupado por una docena de muertos tanto franceses como rochelleses. -Señores - dijo Athos, que había tomado el mando de la expedición-, mientras Grimaud pone la mesa, comencemos a recoger los fusiles y los cartuchos; además podemos hablar al cumplir esa tarea. Estos señores - añadió él señalando a los muertos - no nos oyen. -Podríamos de todos modos echarlos en el foso - dijo Porthos-, después de habernos asegurado que no tienen nada en sus bolsillos. -Sí - dijo Aramis-, eso es asunto de Grimaud. -Bueno - dijo D'Artagnan-, entonces que Grimaud los registre y los arroje por encima de las murallas. -Guardémonos de hacerlo - dijo Athos-, pueden servirnos. -¿Esos muertos pueden servirnos? - dijo Porthos-. ¡Vaya, os estáis volviendo loco, amigo mío! -¡«No juzguéis temerariamente», dice el Evangelio el señor cardenal! - respondió...
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