Los tres mosqueteros: Capítulo LVIII
Los tres mosqueterosEvasión de Alejandro Dumas (padre) Como había pensado lord de Winter, la herida de Milady no era peligrosa; por eso, cuando se encontró sola con la mujer que el barón se había hecho llamar y que se afanaba en desnudarla, volvió a abrir los ojos. Sin embargo, había que jugar a la debilidad y al dolor; no eran cosas difíciles para una comedianta como Milady; por eso la pobre mujer fue víctima completa de su prisionera a la que, pese a sus protestas, se obstinó en velar toda la noche. Pero la presencia de aquella mujer no le impedía a Milady pensar. No había ninguna duda, Felton estaba convencido, Felton era suyo: si un ángel se apareciese al joven para acusar a Milady, desde luego lo tomaría, en la disposición de espíritu en que se encontraba, por un enviado del demonio. Milady sonreía a este pensamiento porque Felton era en lo sucesivo su única esperanza, su único medio de salvación. Pero lord de Winter podía sospechar, y Felton podía ser...
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