Los Miserables: IV.2.9

Los MiserablesCuarta parte: "Idilio en calle Plumet y epopeya en calle Saint-Denis"Libro segundo: "Eponina"Capítulo IX: A tristeza, tristeza y media de Víctor Hugo La sabia y eterna madre Naturaleza advertía sordamente a Jean Valjean la presencia de Marius; y Jean Valjean temblaba en lo más oscuro de su pensamiento; no veía nada, no sabía nada, y consideraba, sin embargo, con obstinada atención las tinieblas en que estaba, como si sintiera por un lado una cosa que se construyera, y por otro una cosa que se derrumbara. Marius, advertido también, y lo que es la profunda ley de Dios, por la misma madre Naturaleza, hacía todo lo que podía por ocultarse del padre. Sus ademanes no eran del todo naturales. Se sentaba lejos, y permanecía en éxtasis; llevaba un libro, y hacía que leía: ¿por qué hacía que leía? Antes iba con su levita vieja, y ahora llevaba todos los días el traje nuevo; tenía ojos picarescos, y usaba guantes. En una palabra, Jean Valjean lo detestaba...

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