Los Cien Mil Hijos de San Luis : 16
Los Cien Mil Hijos de San Luis : 16 de Benito Pérez Galdós En seguida que llamé salieron a abrir. Se conocía que en la casa reinaba la impaciencia. Una mujer descorrió con presteza el cerrojo y me rogó que entrase. Era ella. Yo recordaba haberla visto en alguna parte. Carecía de verdadera hermosura, pero al reconocerlo así con gozo, no pude dejar de concederle una atracción singular en toda su persona, un encanto que habría establecido al instante entre ella y yo profunda simpatía, si en medio de las dos no existiese, como infranqueable abismo, la persona de un hombre. Vestía de luto, y la delgadez de su rostro anunciaba el paso de grandes penas. Cuando me vio alterose tanto y su turbación fue tan grande, que no podía dirigirme la palabra. Por mi parte la miré con serenidad y altanería, como de superior a inferior, haciendo todo lo posible para que ella se creyese muy honrada con mi visita. Yo había...
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