Los Apostólicos : 19
Los Apostólicos : 19 de Benito Pérez Galdós -¿Cómo te va, Elías? Señor conde de Negri, buenas noches. Buenas noches, Sr. D. Rafael Maroto. Así saludó D. Felicísimo a sus amigos, entrando en la sala, candilón en mano. Como aún no le hemos visto andar, no hemos podido decir que andaba a pasitos cortos, muy cortos, y así tardó una buena pieza en llegar al centro de la estancia. Viose entonces la longitud de su levitón negro, el cual le llegaba hasta los pies, de modo que no parecía que andaba, sino que estaba fijo sobre una tablilla con ruedas de la cual tirara con lentitud una invisible mano. Puso el candilón sobre la mesa, y como la vecindad de la lámpara hacía que aquel palideciera de envidia, lo apagó. -Usted siempre tan fuerte -dijo uno de los amigos dando un palmetazo en la rodilla de Carnicero. Era este amigo un señor pequeño, o por mejor decir, archipequeño, adamado y...
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