Libro de Buen Amor: 045
De cómo doña Endrina fue a casa de la vieja, e el arçipreste acabó lo que quiso 045 Pág. 045 de 112 Libro de Buen Amor Arcipreste de Hita Después fue de Santiago otro día seguiente, a hora de medio día, quando yanta la gente, vino doña Endrina con la mi vieja sabiente, entró con ella en su tienda bien sosegamente. Como lo mi vejesuela me avía aperçebido, non me detove mucho, para allá fui luego ido; fallé la puerta çerrada, mas la vieja bien me vido: «¡Yuy!» dis', «¿qué es aquello, que fas' aquel roído; es omen o es viento? Creo que es omen, non miento, vedes, vedes, cómo otea el pecado carboniento: es aquél, non es aquél e me semeja, yo lo siento a la fe, aquél es don Melón, yo lo conosco, yo lo viento. Aquélla es la su casa, e su ojo de becerro, catat, catat, cómo asecha, barrúntanos como perro, allí rabiaría agora que non puede tirar el fierro. Mas quebrantaría...
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