Las inquietudes de Shanti Andía: 040
Capítulo III - Dolores de vanidad 040 Pág. 040 de 156 Las inquietudes de Shanti Andía - Libro segundo Pío Baroja El domingo siguiente, por la mañana, marchaba yo a casa de doña Hortensia, por las calles de Cádiz. Iba con el corazón en un puño. Temía que me recibieran mal o fríamente; pero no: mi paisana y su hija Dolorcitas me acogieron con grandes extremos de amistad. Estaban preparándose para ir a misa, y yo las acompañé hasta una iglesia próxima. A la vuelta dimos un paseo por la calle Ancha y la plaza de Mina, y volvimos a casa. El encuentro con don Matías me preocupaba. Aquella estúpida insinuación del señor Cepeda de que se burlarían de mí me intranquilizaba. Era muy suspicaz, como todos los hombres tímidos, y estaba siempre en guardia, creyendo ver ofensas en cualquier cosa. Llegó don Matías y, efectivamente, me recibió con frialdad y como con cierto alarde de no darme importancia. -Este joven insignificante para mí no existe -era lo...
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