La tía Tula:IV
La tía Tula de Miguel de Unamuno En el parto de Rosa, que fue durísimo, nadie estuvo más serena y valerosa que Gertrudis. Creeríase que era una veterana en asistir a trances tales. Llegó a haber peligro de muerte para la madre o la cría que hubiera de salir, y el médico llegó a hablar de sacársela viva o muerta. –¿Muerta? –exclamó Gertrudis–; ¡eso sí que no! –¿Pero no ve usted –exclamó el médico– que aunque se muera el crío queda la madre para hacer otros, mientras que si se muere ella no es lo mismo? Pasó rápidamente por el magín de Gertrudis replicarle que quedaban otras madres, pero se contuvo a insistió:. –Muerta, ¡no!, ¡nunca! Y hay, además, que salvar un alma. La pobre parturienta ni se enteraba de cosa alguna. Hasta que, rendida al combate, dio a luz un niño. Recogiólo Gertrudis con avidez, y como si nunca hubiera hecho otra cosa, lo lavó y envolvió en sus pañales. –Es usted comadrona de nacimiento –le dijo el médico. Tomó la...
Está viendo el 11% del contenido de este artículo.
Solicite el acceso a su biblioteca para poder consultar nuestros recursos electrónicos.
Ventajas de ser usuario registrado.
Acceso sin restricciones a todo el contenido de la obra.
Sólo información contrastada de prestigiosos sellos editoriales.
Contenidos de renombrados autores y actualizaciones diarias.
La nueva plataforma del Consorcio ofrece una experiencia de búsqueda de fácil manejo y de gran usabilidad. Contiene funciones únicas que permiten navegar y realizar consultas de manera ágil y dinámica.
Convenios especiales: Enseñanza Bibliotecas públicas