La Semana Trágica de Barcelona
Malestar en el puerto El 9 de julio de 1909, numerosos cabileños del Rif atacan a los obreros que construyen el ferrocarril; matan a cuatro de ellos y mutilan salvajemente los cadáveres, y, lo más grave, amenazan Melilla, que se halla insuficientemente guarnecida. Para defender la plaza, ampliar la zona de seguridad y hacer un escarmiento, el general Marina pide al gobierno 20.000 hombres. En atención a la rapidez, se movilizan unidades en lugar de quintas, lo que obliga a recurrir a la reserva. De los reservistas, los hay casados y aun padres de familia; en el transcurso de la campaña, éstos no podrán mantener a los suyos. Entre las izquierdas —y en el pueblo llano— dominan sentimientos antimilitaristas, que en Barcelona se agudizan por cuestiones catalanistas y obreras. Se acusa además al gobierno conservador que preside Antonio Maura de proteger las minas del Rif, es decir, los intereses de un escaso número de ricos con la vida de los pobres. Quienes disponen de 1.500 pesetas pueden redimirse por dinero del servicio militar, lo que en esta ocasión significa librarse de la guerra.
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