La OTAN, escudo y lanza de Occidente

Antecedentes de la OTAN

El 4 de abril de 1949 los representantes (por orden alfabético) de Bélgica, Canadá, Dinamarca (con Groenlandia incluida), Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Holanda, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega y Portugal firmaban en Washington el Tratado del Atlántico Norte y creaban un sistema conjunto de defensa multilateral para «salvaguardar la paz y la seguridad y conseguir la estabilidad y el bienestar en la región del Atlántico Norte». La Alianza fue desde el primer momento un pacto militar para evitar «la expansión soviética al Ocidente de Europa» y para «frenar a la Revolución Socialista» en el viejo continente. Así se cumplían físicamente las palabras que el premier británico Winston Churchill había pronunciado al final de la guerra contra Hitler y poco después del «reparto de zonas de influencia» que los «aliados» (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y la Unión Soviética) habían pactado en las conferencias de Potsdam y Yalta. Las palabras de Churchill fueron: «Un telón de acero ha caído sobre el continente europeo». Desde entonces, dos poderosos «superejércitos»han militarizado a las sociedades que los mantienen y se acechan uno a cada lado del telón. Sus argumentos morales «nosotros nos limitamos a defendernos, los malos, los que van a atacar, son los otros» son idénticos a uno y otro lado de esa barrera política que divide a Europa.

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