La lucha por la vida II: 017
none Pág. 017 de 121 La lucha por la vida II Primera parte Pío Baroja Una serie de galerías con filas simétricas de puertas de color de chocolate circundaban el patio. Llamó Mingote a una de las puertas de la galería del segundo piso. -¿Quién es? -preguntó desde dentro una voz de mujer. -Soy yo -contestó Mingote. Voy, voy. Se abrió la puerta y apareció una mulata, en chandas, seguida de tres perros de lanas, que ladraron con furia. -¡Quieto, León! ¡Quieto, Morito! -gritaba la mulata con un tono muy lánguido-. Pasen, pasen. Entraron Manuel y Mingote en un cuarto ahogado, con una ventana al patio. Las paredes del cuarto, desde cierta altura, se hallaban casi cubiertas por ropas de mujer, que formaban como un zócalo de trapos alrededor de la habitación; en la falleba de la ventana colgaba una camisa descotada, sin mangas, con puntillas y lazos azules marchitos, que mostraba cínicamente un manchón oscuro de sangre. -Esperen un momento. La señora está...
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