La lucha por la vida II: 007
none Pág. 007 de 121 La lucha por la vida II Primera parte Pío Baroja Los conciliábulos en el estudio de Álex se conoce que no bastaban a los bohemios, porque de noche volvían a reunirse en el café de Lisboa. Manuel, sin ser considerado como uno ú,, ellos, era aceptado en la reunión, aunque sin voz ni voto. Por lo mismo que no hablaba, se fijaba más en lo que oía. Eran casi todos ellos de malos instintos y de aviesa intención. Sentían la necesidad de hablar mal unos de otros, de injuriarse, de perjudicarse con sus maquinaciones y sus perfidias, y al mismo tiempo necesitaban verse y hablarse. Tenían, como las mujeres, el afán de complicar la vida con miserias y pequeñeces, la necesidad de vivir y desenvolverse en un ambiente de murmuraciones y de intrigas. Roberto pasaba por medio de ellos tranquilo, indiferente, sin hacer caso de sus proyectos ni de sus discusiones. Manuel creyó comprender que a Roberto le molestaba verle tan metido en la vida bohemia, y...
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