La lucha por la vida I: 080
none Pág. 080 de 97 La lucha por la vida I Tercera parte Pío Baroja -¿Quién es? -le preguntó Manuel a su primo. -Se llama Violeta; me he quedado con ella. -¿Y la otra, la de Casa Blanca? Vidal se encogió de hombros. -Quédate tú con ella si quieres -dijo. La antigua querida de Vidal dejó de aparecer también por Casa Blanca, y a las dos semanas de no pagar, el administrador puso a Manuel en la calle y vendió el mobiliario: unas cuantas botellas vacías, un puchero y una cama. Manuel durmió durante algunos días en los bancos de la plaza de Oriente y en las sillas de la Castellana y Recoletos. Era el final del verano y todavía se podía dormir al raso. Algunos céntimos que ganó subiendo maletas de las estaciones le permitieron ir viviendo, aunque malamente, hasta octubre. Hubo días en que no comió más que tronchos de berza cogidos en el suelo de los mercados; otros, en cambio, se regaló con banquetes de setenta y ochenta céntimos en los figones. Llegó...
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