La lucha por la vida I: 065
none Pág. 065 de 97 La lucha por la vida I Tercera parte Pío Baroja El hombre, en el último grado de exasperación, comenzó a perseguir frenético a los chicos; un grupo de golfos y de vendedores de periódicos le achucharon irónicamente, y el viejo, sudando, secándose la cara con el pañuelo, fue en busca de un guardia municipal. -¡Golfolaire! ¡Franchute! ¡Méndigo! -le gritó el Expósito. Luego, riéndose de la guasa, se acercaron al cuartel y se pusieron a la cola de una fila de pobres y de vagos que esperaban la comida. Una vieja, que ya había comido, les prestó una lata para recoger el rancho. Comieron, y después, en unión de otros chiquillos andrajosos, subieron por los altos arenosos del cerrillo de San Blas, a ver desde allí el ejercicio de los soldados en el paseo de Atocha. Manuel se tendió perezosamente al sol; sentía el bienestar de hallarse libre por completo de preocupaciones, de ver el cielo azul extendiéndose hasta el infinito. Aquel...
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