La lucha por la vida I: 048
none Pág. 048 de 97 La lucha por la vida I Segunda parte Pío Baroja El Pastiri se aprovechaba, vaciando un vaso tras otro. Era el tal un borrachín, compadre del Tabuenca, que se dedicaba también a engañar a los incautos con juegos de ballestilla. Manuel le conocía de verle en la ribera de Curtidores. Solía ejercer su arte en las afueras, jugando a las tres cartas. Colocaba tres naipes sobre una tablita; uno de éstos lo mostraba; luego cambiaba de lugar los otros dos muy despacio, dejando quieta la carta que había enseñado, y ponía encima de los tres naipes un palito, y apostaba a que no se indicaba cuál era la que había enseñado. Y no se daba con la carta nunca; tan bien preparado estaba el juego. Una operación parecida a ésta solía realizar el Pastiri con tres fichas de juego de damas, debajo de una de las cuales ponía una bolita de papel o miga de pan; apostaba a que no se decía debajo de cuál de las tres estaba la bolita, y si por casualidad alguno...
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