La lucha por la vida I: 037
none Pág. 037 de 97 La lucha por la vida I Segunda parte Pío Baroja Al volverse éste, la luz del farol de petróleo, colgado en la pared, le di¿ en la cara, y Roberto y Manuel le miraron con extrañeza. Era tipo apergaminado, amarillento; tenía una nariz absurda, nariz arrancada de cuajo y sustituida por una bolita de carne. Parecía que miraba al mismo tiempo con los ojos y con los dos agujeros de la nariz. Estaba afeitado, vestido decentemente y con una boina de visera verde. El hombre oyó con displicencia lo que le indicó Roberto; después encendió un cigarro y tiró lejos el fósforo. A causa, sin dura, de la exigüidad de su órgano nasal, se veía en la necesidad de tapar con los dedos las ventanas de la nariz para poder fumar. Roberto creyó que el hombre no había entendido su pregunta y la repitió dos veces. El Tabuenca no hizo caso; pero, de repente, presa de la mayor indignación, tiró el cigarro con furia y empezó a blasfemar con voz gangosa, voz...
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