La Divina Comedia: El Paraíso: Canto XXVI
La Divina Comedia El Paraíso: Canto XXVI de Dante Alighieri Mientras dudaba yo por la visión perdida, de la fúlgida llama que la apagara salió un aliento que mi atención atrajo, diciendo: En tanto recuperas la visión que mirándome has perdido, bueno es que conversando te compense. Comienza pues; y di a donde apunta tu alma, y haz de cuenta que en ti la vista está confusa, pero no difunta; porque la dama que por esta divina región te conduce, en la mirada tiene el poder que la mano tuvo de Ananías. Yo dije: A su placer, temprano o tarde, venga remedio a los ojos que fueron puertas cuando ella entró con el fuego del que siempre ardo. El bien que hace feliz a esta corte, Alfa y Omega es de cuanta escritura me dicta Amor, ya leve, ya fuertemente. Aquella misma voz que de pavura me había librado del súbito deslumbre, de razonar más me dio la cura, y dijo: De verdad en más angosta criba has de aclararte: has de decirme quién dirigió a tal blanco tu arco. Y...
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