La de Bringas: 41
XLI(La de Bringas) de Benito Pérez Galdós Con terror vio la ingeniosa señora que pasaban uno tras otro los días de la segunda quincena de agosto, porque, según todas las señales, tras ellos debían venir los primeros de setiembre. Torres, a quien hizo una indicación de prórroga, se puso pálido y dijo que Torquemada no podía esperar por esto y lo otro y lo de más allá... Bien claro se lo habían dicho ambos el día de la celebración del contrato. Era la cláusula principal, y seguramente el señor de Torquemada lo contaba como seguro... Y oyendo esto, sopesaba la dama en su mente las dificultades del caso, más graves entonces que lo habían sido en otros análogos. Ocioso es decir, pues ciertas cosas se dicen por sí mismas, que el apoderado de Milagros no llevó a Rosalía el 4 ni el 5, ni ningún otro día de agosto lo que aquella le había prometido. De Cándida no debía esperar más que fantasías. ¿A quién volver los ojos? Los de Bringas veían, y era locura...
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