La corona de fuego: 43
La corona de fuego o los subterráneos de las torres de Altamira de José Pastor de la Roca Capítulo XII - El confesor La misa matinal en aquel día Misterio revelaba, Que al celebrante santo rodeaba De cierta alegoría, Y el portento a su altura levantaba. Dos días después Lucifer, vestido de su luciente arnés, paseaba muy temprano por las riberas del riachuelo Agua-pesada, contiguo a la alquería, solo, meditabundo y cabizbajo, como sumido en una meditación profunda. Era día festivo, y los campesinos acudían a oír la misa matutinal que cierta persona devota mandara celebrar en la ruinosa ermita del Santo Cristo de la Agonía, cuya hermandad se había esmerado todo el día anterior en adornarla lo más decentemente posible. Allá a poco un religioso, con la capucha echada al rostro y embozado en una gran capa, atravesó el campo con dirección a la ermita, cabalgando en una lucida mula que llevaba al trote. Algo después se oyó el tañido de un esquilón, y las gentes...
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