La corona de fuego: 10
La corona de fuego o los subterráneos de las torres de Altamira de José Pastor de la Roca Segunda parte : Las torres de Altamira Capítulo I - La gruta de los abismos E hobo un perlado mú guerrero cá reclutaba gentes a sueldo y ventura en guisa de resguardo contra los desmanes del soberano de aquellos dominios. Este animoso magnate era D. Diego Peláez, y por cierto que jugó en ello sin dignidad de obispo. (Fastos de Compostela.) El valle de Lemus, tan pintoresco y ameno en nuestros días, gracias al cultivo de su feraz terreno, era, en la época antigua de que vamos hablando, un vasto erial inculto, donde pacían los ganados de los muy reverendos abades y señores solariegos y jurisdiccionales del país, y cuya vegetación poderosa era una fuente inagotable de riqueza para los adelantos propagadores de la industria pecuaria. Apenas algún caminante solía atravesar aquel vasto, oasis de lozana verdura, donde las fuentes brotan por do quier a porfía, y los...
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