La corona de fuego: 03
La corona de fuego o los subterráneos de las torres de Altamira de José Pastor de la Roca Capítulo II - Una batida de monte ¿A qué tan estrambótica locura?... Venid, venid conmigo, Ved la senda que sigo En esta noche oscura: Nos darán esos bosques grato abrigo. Constanza observaba una tarde, desde la última plataforma cubierta del castillo y a través de la especie de persiana formada por el enlace de los barrotes de bronce del antepecho, el pintoresco cuadro que dominara aquella altura, lo contemplaba con una ansiedad febril e imponente, devorada, tal vez, por una secreta inquietud. El sol replegaba sus postreros rayos, inflamando el cielo de occidente con un matiz granate y púrpura: mientras bosquejaba en otros puntos celajes cobrizos y azafranados rasgos, iluminados caprichosamente, mediante una degradación inimitable de tintas que iban degenerando en un azul opaco y ceniciento. La joven veía acercarse el crepúsculo con sus tintas fantásticas y sus vagas...
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