La Conquista del Perú: 16
La Conquista del Perú de Pablo Alonso de Avecilla XV - Servidumbre Ciertos los vencedores de que ocultas fuerzas no les amenazaban, y seguros de su victoria, la ciudad se dio al saqueo, y los invasores cometieron todos los crímenes propios de la guerra. Los inocentes habitantes de Cajamalca atropellados cruelmente, se vieron hasta arrebatar los adornos de oro que los cubrían; muchos fueron víctimas de la ferocidad; tiernas vírgenes perdieron su tesoro, el casto esposo miró violada la esposa, y el llanto y los gemidos resonaban por los ámbitos de la ciudad. El amor que Ocollo había inspirado a Pizarro no era una pasajera ráfaga, era un fuego inextinguible que atormentaba su corazón y despedazaba su pecho. Conociendo el amor que tenía al Inca creyó que no sobreviviese a la noticia de su muerte, y ansioso preguntaba a los habitantes por la que arrebataba su contento; y cuando supo con certeza que huía con el ejército, feroz sonrisa brillaba en sus ojos, alentado por...
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