La barca abandonada: 2

none Pág. 2 de 4 La barca abandonada Vicente Blasco Ibáñez -Son motes, caballero; apodos que aquí tenemos lo mismo los hombres que las barcas. Es inútil que el cura gaste sus latines con nosotros; aquí, quien bautiza de veras es la gente. A mí me llaman Felipe; pero si algún día me busca usted, pregunte por Castelar, pues así me conocen, porque me gusta hablar con las personas, y en la taberna soy el único que puede leer el periódico a los compañeros. Ese muchacho que pasa con el cesto de pescado es Chispitas, a su patrón le llaman el Cano, y así estamos bautizados todos. Los amos de las barcas se calientan el caletre buscando un nombre bonito para pintarlo en la popa. Una, La Purísima Concepción; otra, Rosa del Mar; aquélla, Los Dos Amigos; pero llega la gente con su manía de sacar motes y se llaman La Pava, El Lorito, La Medio Rollo, y gracias que no las distinguen con nombres menos decentes. Un hermano mío tiene la barca más hermosa de toda la...

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