La altísima: 09

Capítulo IX 09 Pág. 09 de 21 La altísima- Primera parte Felipe Trigo Se despertó al medio día, en el lecho «Por ella perfumado». Comprado á invitación suya por Marina, igual que estos muebles que tendían su coqueta sencillez por la alcoba y por la sala, el lecho, de tallada madera, barnizado en negro, se le apareció con una viva y heráldica expresión que siempre le había negado á las cosas. Comprendió el blasón y por qué podían ostentar las armas de Inglaterra la liga de una dama. Guardaría este lecho en que había tenido «á la purísima». Rey, lo destinaría á un museo, entre banderas. Una pureza muy dulce, ó un afán de caricia á los muebles y á la estancia que ya sabían de la vida intensa de la amiga le invitaron á no abandonarlos hoy. Comió aquí y aquí leyó los periódicos. Puesto el sol, paseó por las playas; y antes de volver á acostarse en el lecho noble, escribió una carta que empezaba así: «... Me creerás en Tur, y...

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