La altísima: 06

Capítulo VI 06 Pág. 06 de 21 La altísima- Primera parte Felipe Trigo Pronto una tarde la detuvo en el tocador ante el espejo de un armario que por casual ó intencional combinación multiplicaba sus imágenes en la luna Wateau de una coqueta y en la del lavabo del rincón. -¡Mira, tres Adrias! -¡Ah! Y después de estallarla un beso en la garganta, porque ella, dichosa de la admiración de él y coqueta en ella misma y en la coqueta y en los otros dos espejos, se le reía sobre el hombro echada atrás, exclamó imprevistamente: -Oye... ¿me dejas hacer de ti esta tarde lo que quiera? Adria tornóse grave: -¡Oh... Víctor! -¡Lo que quiera! ¿quieres? -añadió con firmeza tranquila. -Sí -murmuró turbada ella, firmes no obstante también su voluntad y su deseo. El insistió todavía: -¡Lo que yo quiera! ¡Mis rarezas! -¡Tus rarezas; lo que tú quieras! -le concedió plenamente abandonándosele en el cuello. Miró Víctor un segundo en el espejo aquella figura...

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