La Alpujarra:11
La Alpujarra Segunda parte: Capítulo 1 de Pedro Antonio de Alarcón Segunda parte La Taha de Órgiva I - Lo que hay donde no hay nada Delante de nosotros había una reducida cañada, inculta y melancólica, sin más vestigio humano que una ondulante vereda, -la cual bajaba a lo hondo, se remontaba luego a la loma de enfrente, y desaparecía en busca de otra cañada y de otra loma. La segunda cañada estaba tan sola como la primera. Quiero decir que su absoluta soledad excluía hasta la presencia, más o menos remota, de otras montañas u otro cielo que el cielo y las montañas de su limitadísimo horizonte.- Era aquello de «a solas, sin testigos», que dice Fray Luis de León.- Era una soledad sin esperanza, o sea sin perspectivas del mundo. Aquellas cañadas, y otras que recorrimos sucesivamente; todas olvidadas o desatendidas por la industria del hombre, -a tal punto que sus mismos propietarios ignorarían si eran suyas o ajenas o del común de vecinos de Lanjarón...
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