Jarrapellejos: 15
Capítulo XV 15 Pág. 15 de 18 Jarrapellejos Felipe Trigo Nada en La Joya había removido nunca tanto la emoción. Inútilmente se evocaban los más trágicos sucesos de seis o siete años a la fecha. Ni la violación y muerte de la mudita de once años, vendedora de merengues; ni el guardia civil desollado en el lagar de Jarrapellejos aquella Nochebuena; ni el recaudador matado a garrotazo limpio en plena plaza y en plena tarde del Señor; ni el descuartizamiento de Rosa la Manteca por su amante, el maestro albardonero; ni el asesinato de la familia entera del molino por un chico, al estilo de París... Y si la mayor parte de éstas y otras cosas había quedado impune, así, alentando los instintos de asesinos y borrachos, ahora la indignación del pueblo pedía escarmiento duro y ejemplar para los ignotos desalmados... Tres días transcurridos y aún, como el primero, seguía la multitud yendo detrás del juez, del escribano, del capitán y los civiles a contemplar...
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