HAY dos Picassos: el Picasso que ha sido y sigue siendo noticia por razones marginales y el Picasso de carne y hueso, el Picasso hecho números y monedas por obra y gracia de los mercaderes del arte y el Picasso artista, el Picasso convertido en bandera de filias y fobias políticas y el Picasso comprometido con su propia percepción de la realidad social del siglo XX. El Picasso marginal, el Picasso monetarizado, el Picasso utilizado políticamente pasarán a medida que vayan dejando de ser noticia y sólo nos quedará el otro, el Picasso hombre, el Picasso artista, el Picasso comprometido consigo mismo y con su entorno. Dejará de ser noticia el «Guernica» tan llevado y traído, y permanecerá el Picasso enamorado de la paz y de la amistad y sacudido por los horrores de la guerra; dejará de ser bandera de unos o de otros su inocente y noética paloma con rama de olivo para convertirse definitivamente en símbolo y mensaje de paz; dejarán sus obras de ser nuevos valores...