III - La Revolución Aristotélica
Alberto el suabo, con justa razón llamado El Grande, fue el fundador de la ciencia moderna. Hizo más que ninguna otra persona para preparar ese proceso que convirtió al alquimista en químico y al astrólogo en astrónomo. Es curioso como, habiendo sido en su tiempo y en este sentido casi el primer astrónomo, figura ahora en la leyenda como el último astrólogo. Los historiadores serios están abandonando la absurda noción en cuanto a que la Iglesia medieval persiguió a todos los científicos acusándolos de brujería. La verdad es casi lo opuesto. A los científicos, el mundo a veces los persiguió por brujos; y a veces corrió detrás de ellos por brujos, que es una forma de seguirlos contraria a perseguirlos. Únicamente la Iglesia los consideró real y exclusivamente como científicos. Más de un clérigo investigador fue acusado de simple magia al hacer sus lentes y sus espejos; pero fue acusado por sus ignorantes y rústicos vecinos, y probablemente hubiera sido acusado...
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