Fortunata y Jacinta: 1.10.02
IIParte Primera (Capitulo X) de Benito Pérez Galdós Cuando fue al cuarto del Delfín, Barbarita le hacía tomar a este un tazón de té con coñac. En el comedor continuaba la bulla; pero los ánimos estaban más serenos. «Ahora -dijo la mamá-, han pegado la hebra con la política. Dice Samaniego que hasta que no corten doscientas o trescientas cabezas; no habrá paz. El marqués no está por el derramamiento de sangre, y Estupiñá le preguntaba por qué no había aceptado la diputación que le ofrecieron... Se puso lo mismito que un pavo, y dijo que él no quería meterse en... -No dijo eso -saltó Juanito, suspendiendo la bebida. -Que sí, hijo; dijo que no quería meterse en estos... no sé qué. -Que no dijo eso, mamá. No alteres tú también la verdad de los textos. -Pero hijo, si lo he oído yo. -Aunque lo hayas oído, te sostengo que no pudo decir eso... vaya. -¿Pues qué? -El marqués no pudo decir meterse... yo pongo mi cabeza a que dijo inmiscuirse... Si sabré yo...
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