España trágica : 22
España trágica : 22 de Benito Pérez Galdós Oída esta barbaridad, se levantó Vicente enojado y nervioso, diciendo: «Basta, Segismundo; hasta aquí llegaron las paradojas, las bromas o epigramas picarescos. Vámonos de aquí». Dio algunos pasos, pisando cascos de loza y vidrio, cortezas de naranja y cáscaras de piñones, mezcladas con el polvo y con escoria de fraguas. Tras él fue el amigo parafraseando sus últimas palabras: «Oye, Vicente; aguarda. ¿No somos literarios? ¿No tienes tú, como yo, atiborrado el cerebro de bellezas históricas y poemáticas? ¿No somos estéticos o amantes de lo bello? ¿Pues quién más hermoso que Julio César, envolviéndose en la toga, cuando cae traspasado por la espada de Bruto?... Yo, bien lo sabes, soy incapaz de matar un mosquito, y al decir que Prim morirá, no hago más que reproducir el latido trágico de esta...
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