En la sangre:XIX
En la sangre - Capítulo XIX de Eugenio Cambaceres Iba a la ópera en Colón una mujer joven, una niña casi. Era morena y muy linda; a su vez que llena de formas, delgada y fina; como una luz de esmalte negro, brillaba, se desprendía en hoscos reflejos de la órbita ojerosa de sus ojos y, mientras revelando un intenso poder de sentimiento, su nariz afilada, ancha de fosas, se dilataba, nerviosamente por instantes se contraía bajo la impresión melódica del sonido o la atracción del juego escénico, en su boca de labios gruesos y rojos, todo el calor, todo el ardiente fuego de la sangre criolla se acusaba. Ocupaba un palco de primera fila, con los suyos, el padre, la madre. Genaro enfrente, desde su tertulia de punta de banco, noche a noche fijaba en ella los anteojos. Había indagado, había tomado informes, se llamaba Máxima, era hija de un hombre rico, dueño de muchas leguas de campo y de muchos miles de vacas, poseedor de una de esas fortunas de viejo cuño,...
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